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CIENTO CINCUENTA NUMEROS
Por Txema Cabanas
Foseco
Con éste, la revista Fundidores
cumple 150 números desde aquél primero que salió
a la luz en Abril de 1991. ¡17 años, cómo
pasa el tiempo!.
Se me ha pedido que aporte en
este artículo mi visión sobre la evolución
de nuestro sector de Fundición en este periodo. Esto no
me resulta difícil pues es prácticamente éste
el tiempo que llevo trabajando en Foseco para las Fundiciones,
en concreto desde el año 92. Huelga decir que han cambiado
muchas cosas desde entonces y hemos pasado todos por multitud
de circunstancias diferentes.
Recuerdo que cuando entré
en Foseco, la herramienta más potente que teníamos
para la comunicación era el telex. El aparato era capaz
de transcribir frases cortas de un país a otro. Luego
vino el fax, que era casi de ciencia-ficción. Podías
hacer un dibujo en un papel y en breves segundos lo veía
tu colega de Alemania. Eso sí que ya no se podía
superar, era el no-va-más de la comunicación y
sin embargo poco tiempo después llegó el correo
electrónico con todas sus posibilidades, convirtiendo
el fax en esa máquina anticuada y casi abandonada en una
esquina de nuestras oficinas. Por no hablar del teléfono
móvil, las PDAs o la más reciente Blackberry.
Todo esto ha ocurrido en el campo de la comunicación en
el breve plazo de 17 años. Da vértigo pensar en
lo que puede llegar de aquí a sólo 5 años,
no digamos ya otros 17.
En definitiva, la evolución de las comunicaciones en estos
años ha impactado en todos los sectores industriales incluido
el de la Fundición, pues no hay negocio en el que la comunicación
no sea un pilar fundamental.
¿Y cómo estaba
la Fundición por aquellos años en los que la revista
Fundidores comenzaba a dar sus primeros pasos?. Pues bastante
peor que el telex. Seguro que quienes estaban en activo no han
olvidado aquella época. Sirva de ejemplo la experiencia
de mi primera reunión de ventas en Foseco.
Hacía no muchos días que había empezado
y tenía muy poca idea del negocio, así que asistí
casi como mero espectador a dicha reunión. Lo recuerdo
muy bien, en la sala estaban los Comerciales, el Financiero y
el Director de la División de Fundición. El Financiero
iba leyendo en un listado los nombres de nuestros clientes uno
a uno. Cada vez que mencionaba un nombre el Comercial correspondiente
informaba de la situación en la que se encontraba su cliente.
Calculo que para la cuarta parte de los clientes escuché
las palabras "cerrado" o "suspensión de
pagos" y acto seguido nuestro Financiero tachaba esos nombres
de la lista.
Este escenario de depresión, con el sector de la Fundición
en plena crisis y con el paro por las nubes (en Vizcaya en concreto
estaba en torno al 20% y subiendo) es el que vio nacer y crecer
esta revista, lo que hace aún mucho más meritorio
haber alcanzado la muy respetable cifra de 150 números
17 años después.
¿Y qué han hecho
nuestras Fundiciones desde esos malos tiempos hasta hoy?. Evolucionar,
como no podía ser de otra manera. Y lo han hecho de tal
forma que no puedo sino sentirme orgulloso de servir a un sector
que lo ha hecho tan bien en nuestro país durante estos
años. Esto cobra más fuerza aún si lo contrastamos
con lo que ha ocurrido con las fundiciones en Inglaterra y lo
que está ocurriendo actualmente en Francia, países
ambos de nuestro entorno.
Echando la vista atrás, casi parece increíble que
partiendo de esa crisis del 92 y teniendo en cuenta la más
reciente y constante amenaza de los llamados países de
"bajo coste" o la evolución imparable de los
precios de las materias primas y de la energía, nuestras
fundiciones gocen de tan buena salud. Supieron salir de aquella
crisis con mucho esfuerzo y buenas dosis de imaginación,
buscaron la internacionalización para no depender sólo
de la economía nacional y justo en el momento en que el
mundo se "globalizaba" mejoraron su competitividad
a fuerza de trabajo y continuas inversiones.
Aquí está una de las claves del éxito en
este sector, la inversión. Sabemos que quien no esté
permanentemente invirtiendo en mejorar su negocio, en pocos años
estará fuera de él.
Y en este sentido es de destacar
la buena evolución de prácticamente todos los segmentos
de la Fundición en España.
Por un lado, las Fundiciones de Acero han perdido las piezas
más sencillas y de larga serie frente a los países
del Este, India o China. Sin embargo han sabido adaptarse, buscar
mercados más difíciles y exigentes y conseguir
fabricar piezas con series más cortas pero de mucho más
valor añadido.
En el caso de las Fundiciones de Hierro tenemos buenos ejemplos
desde Fundiciones pequeñas que se han buscado un mercado
en el que se han especializado y se han vuelto tremendamente
competitivas (piezas "pequeñas" para el sector
eólico por ejemplo) o las grandes Fundiciones de Automoción
que ya no sólo funden piezas sino que además mecanizan
y hasta ensamblan aportando cada vez más valor a su actividad
y ofreciendo a sus exigentes clientes un paquete de productos
y servicios cada vez más amplio, más complejo y
por tanto más difícil de imitar.
Por no hablar de las Fundiciones de pieza grande para el Sector
Eólico. Aquí nuestras Fundiciones son líderes
mundiales en la producción de piezas de gran tonelaje
y han sabido adaptarse y transformarse para producir piezas de
gran exigencia para clientes cuyo comportamiento se parece más
al de los clientes de Automoción. Esta transformación
no sólo ha afectado a los medios productivos (esto es
obvio) sino a la mentalidad de todos sus empleados y gestores.
Y esto sí que es difícil de cambiar pues no es
algo que se pueda comprar con dinero.
También las Fundiciones de Aluminio han sabido aprovechar
bien el tirón de la Industria de Automoción y el
aumento del peso de piezas de aluminio en los coches.
Dentro de las muchas cosas que
han cambiado en este periodo del que estamos hablando está
la percepción de lo que es un cliente exigente. Hace sólo
unos años un cliente muy exigente era visto como un mal
que había que sobrellevar porque como cliente nos daba
de comer. En la actualidad un cliente muy exigente es una oportunidad.
Si somos capaces de alcanzar a darle lo que pide, él mismo
con sus elevadas exigencias descarta a nuestros competidores
de "bajo coste". De hecho, han sido nuestras Fundiciones
las que intencionadamente han ido buscando estos mercados cada
vez más difíciles.
También ha cambiado la
relevancia de lo que se ha dado en llamar el Factor Humano. Se
empezó por poner de moda el decir que lo realmente importante
en las empresas eran las personas. Sin embargo, durante mucho
tiempo solamente se hablaba, sonaba bien, pero muy pocos eran
los que actuaban en consecuencia. Ahora podemos decir que son
muchas las Fundiciones que reconocen que su verdadera ventaja
competitiva está en sus empleados. En cualquier país
del mundo hay Fundiciones que pueden comprar los equipos más
valiosos y sofisticados. El qué se haga con estos equipos,
el rendimiento que se obtenga de ellos y cómo se gestionen
las compras y los clientes, en definitiva cómo se gestione
el negocio dependerá de las personas.
En este aspecto de los Recursos Humanos también se ha
dado otro cambio significativo pero esta vez muy negativo. Se
trata de la falta de suficientes buenos técnicos que salgan
de la Universidad para cubrir las necesidades del sector. A nuestros
jóvenes, la Ingeniería Metalúrgica no les
parece sexy, ya no les interesa pues prefieren otras especialidades
con más glamour.
Aquí, la labor de las Asociaciones de Fundición
y de los Institutos Metalúrgicos es fundamental. En el
País Vasco, la FEAF y Azterlan continúan con la
impagable labor de organizar cada año (prácticamente
desde que salió al mercado esta revista) el Curso de Fundición.
Durante un año académico forman a presentes y futuros
Fundidores y contribuyen enormemente a mejorar el nivel técnico
de las Fundiciones. Sin ir más lejos yo tengo la satisfacción
de haber salido de la primera promoción de este Curso
de Fundición.
Pero no sólo faltan técnicos sino que con un paro
casi inexistente son muchos los puestos de trabajo que apenas
pueden ser cubiertos. En este sentido, la inmigración
ha sido un respiro pues si no fuera por los inmigrantes muchas
Fundiciones habrían cerrado por falta de personal para
cubrir algunos de sus puestos. Tal es así que muchos Fundidores
cuentan a modo de anécdota el récord que tienen
en su planta sobre la persona nueva que menos tiempo ha tardado
en marcharse desde que ocupó cierto puesto de trabajo.
Casi todos han tenido a alguien que no les ha durado más
de medio día antes de marcharse porque trabajar ahí
era muy duro. Puedo asegurar que esto al inicio de los 90 no
pasaba.
Otro cambio importante está siendo la incorporación
de la mujer a este sector tan masculino. Cuando nació
Fundidores era realmente difícil ver a una mujer trabajando
en una Fundición exceptuando de secretaria o en puestos
de oficina. Ahora cada vez hay más tanto en puestos directivos
y de gestión como técnicos u otros de mayor exigencia
física. Las que yo conozco son de quitarse el sombrero.
Sin ninguna duda su contribución ha sido y será
fundamental pues han aportado unos bríos, una actitud
y una responsabilidad ante el trabajo que los gestores no debemos
ignorar.
Otro de los grandes cambios que
han experimentado las Fundiciones ha sido en todo lo relacionado
con el Medio Ambiente y con la Seguridad Laboral. En mis comienzos,
cuando subíamos a comer a Goiuria, desde donde se ve todo
el valle del Duranguesado, era habitual amenizar la comida a
nuestros invitados indicándoles la ubicación de
las Fundiciones de la zona. Básicamente se trataba de
poner nombre a cada columna de humo. Ahora apenas se ven esas
columnas. Nuestras Fundiciones han invertido mucho dinero en
ser más limpias y seguras y no debemos olvidar que en
este mundo global se ven obligadas a competir con Fundiciones
de otros países donde no se cumplen estas normas, lo cual
aún hace más difícil mantener esa competitividad.
Y aquí voy a aprovechar para dar un pequeño tirón
de orejas a la Sociedad en su conjunto (Instituciones, Gobiernos,
Ayuntamientos, Diputaciones, Vecinos, etc.). Allá por
el número 1 de la revista Fundidores nadie vilipendiaba
a las Fundiciones. Con semejante paro cualquiera que diera trabajo
era visto como los Reyes Magos son vistos por un niño.
Ahora, cuando una Fundición busca un lugar donde instalar
una nueva planta, en pocos sitios se la quiere. Desde luego,
en el País Vasco (de larga tradición metalúrgica)
pocos son los municipios que ven con buenos ojos a este vecino.
Un vecino que ya no es sucio, que no emite apenas humos, que
ya no hace tanto ruido, que se instala en un polígono
industrial lejos de las viviendas más próximas
y que además de dar trabajo y generar riqueza, paga sus
impuestos. Eso sí, todos queremos tener coches, promover
las Energías Renovables y tantas otras cosas que serían
imposibles si no existiera la Fundición.
En otro orden de cosas, no quisiera
dejar marchar este artículo sin haber mencionado la palabra
mágica en estos tiempos: Innovación. Sin duda las
Fundiciones han innovado y mucho. Y lo siguen haciendo, de ahí
su exitosa evolución. Esta es otra de las claves de futuro
y lo es para cualquier industria. Sin embargo debemos ser conscientes
de que no se innova a base de talonario. Como se decía
en matemáticas, en este caso el talonario es condición
necesaria pero no suficiente. Hace falta Educación. Necesitamos
educar para poder innovar. La Sociedad en general y nuestros
jóvenes en particular han de ser educados en la innovación,
ésta ha de formar parte de nuestra forma de entender la
vida. Quizá ésta es la parte que aún nos
falta aunque esto supera el ámbito de la Fundición
y daría para otro artículo de alguien mucho más
entendido que yo.
Y para terminar quisiera pensar
que cuando Fundidores celebre al número 300 habrá
alguien escribiendo un artículo tan orgulloso de nuestras
Fundiciones como yo he hecho hoy. Y para ello, todos y no sólo
las fundiciones, debemos aportar nuestro granito de arena, Instituciones,
Asociaciones, Centros de Investigación y Sector Auxiliar.
Desde ese Sector Auxiliar, en el que me encuentro, quisiera decir
que nuestra labor no puede consistir en suministrar buenos productos,
a tiempo, con una calidad consistente y nada más. Nosotros
somos también responsables de elevar la competitividad
de nuestras Fundiciones a base de trabajar duro a su lado y de
compartir con ellos nuestros conocimientos y experiencias.
Cada uno de nosotros en su área de competencia debe esforzarse
por aportar valor a nuestro sector de Fundición.
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